En medio de la celebración de su bicentenario, noviembre se vuelve un mes clave para Perú. Este año preside APEC por tercera vez y se prepara para realizar el encuentro de líderes de las 21 economías que componen el foro, las que juntas representan cerca del 60% del PIB mundial y el 40% de la población. Entre los asistentes destacan el presidente de JP Morgan Chase, el fundador del Foro Económico Mundial y, por supuesto, los líderes de las dos economías más grandes del mundo: Joe Biden y Xi Jinping. Xi, aprovechará la ocasión para proyectar influencia con la inauguración del puerto de Chancay, mega inversión controlada por la china Cosco Shipping, con la que nuestros vecinos quieren relanzar su aspiración de ser el principal hub portuario del Pacífico Sur.

 

La magnitud es innegable. Impulsando una narrativa sobre la necesidad de un crecimiento económico inclusivo, sostenible y resiliente, enfatizando la dimensión social que empodera a los más vulnerables y aprovecha las oportunidades digitales para impulsar la economía formal y global, Perú gestionará 160 eventos oficiales -con la participación de más de mil altos ejecutivos, formuladores de políticas y líderes de opinión-  además de ofrecer una robusta agenda ciudadana y una gran feria de pymes. 

 

La capacidad de Perú para atraer atención y ganar momentum en nuestra región como economía emergente que aspira a ser la puerta de entrada de inversiones y movimiento de bienes, es testimonio del buen trabajo de su Cancillería. Una estrategia respaldada por una inversión extranjera con alza sostenida y la firma de múltiples tratados de libre comercio con potencias como China, Estados Unidos y Japón que consolidan a la región APEC con el 66% del comercio total de sus bienes (Gob.pe 2024). Desde la geopolítica es ejemplo de la estrategia de Beijing para liderar su influencia, porque si bien Estados Unidos es el mayor socio comercial de la región en su conjunto, China ha tomado la delantera en América del Sur multiplicando por 35 el comercio con Latinoamérica en las últimas dos décadas (The Economist, 2024).

 

Aunque Chile ha sido un destino importante para la inversión china -en particular en la transición energética y el sector del litio-, enfrentamos el gran desafío de mantenernos competitivos​. La pronta puesta en marcha del puerto peruano puede aumentar la competencia para nuestra red portuaria, especialmente para San Antonio y Valparaíso, que enfrentan dificultades para concretar inversiones que modernicen su infraestructura.

 

La determinación con la que Perú se está integrando a Asia Pacífico entrega a nuestro país un mensaje: la competitividad requiere de inversiones claves en infraestructura, mayor velocidad en la concreción de proyectos estratégicos y un posicionamiento exterior consistente y alineado entre el sector público y privado que aproveche todas las oportunidades.

 

Mónica Retamal F.

Directora Ejecutiva Fundación Kodea