El debate acerca del futuro del trabajo ha sido capturado por una mirada apocalíptica sobre cómo robots e inteligencia artificial podrían reemplazarnos. Contra intuitivamente los países más robotizados tienen menos desempleo y una fuerza laboral más especializada. Si bien el WEF calcula que 77 millones de empleos serán eliminados, otros 130 millones se crearán al 2025.
Lo anterior, está en línea con lo planteado por David Autor (MIT) en el Congreso Futuro 2022, quien destacó que más del 60% de los empleos actuales no existían en 1940. También hay quienes aseguran que la hiperaceleración digital dará paso a una Industria 5.0, marcada por una colaboración profunda entre el ser humano y la máquina, con producciones personalizadas, robots colaborativos (cobots) y sostenibilidad. En cualquier escenario, se impone la obligación de desarrollar un músculo de reentrenamiento laboral para que los países muevan personas desde trabajos repetitivos hacia labores sofisticadas y creativas y la inversión en soluciones de inclusión digital, ya son una prioridad mundial relevada en Davos 2022 (semana pasada) considerando que todavía el 37% de la población mundial no tiene acceso a internet.
Chile es el país OCDE con la mayor proporción de adultos en el nivel más bajo de competencias de resolución de problemas en ambientes tecnológicos (casi 26,8%). Por lo mismo, es clave incorporar en la futura Constitución las normas en discusión sobre derecho de acceso y uso de internet, como una forma de mitigar los graves efectos de equidad que la brecha digital genera. Se espera además que se redefina el poder relativo entre trabajador y empresa. Así como aparecieron nuevas posibilidades de ingresos a través de la gig economy, también surge el microtrabajo donde las personas son proveedores de valor individual en redes complejas y hacen pequeñas tareas para múltiples empresas globales.
Según Ben Schecter (Feed the Front Line) el modelo de una empresa con límites estrictos tenía sentido en la era industrial, pero ya no. ‘Los empleos serán transitorios y dinámicos y el trabajo se reducirá a unidades más atómicas… el mundo entero se unificará bajo una sola fuerza laboral con acceso a todas las oportunidades’. Para él, las empresas dejarán de tener el monopolio de la gestión de la actividad laboral y aparecerán organizaciones nativas de internet que automatizarán muchas funciones de coordinación mediante contratos inteligentes (DAO). Finalmente, estamos en medio de la discusión para mejorar las pensiones, lo que debería llevarnos también a reflexionar sobre cómo incorporaremos en la legislación el cambio exponencial que tendrá la fuerza laboral que, sin duda, será mucho más independiente, híbrida, conectada y global.